domingo, 16 de marzo de 2014

Tenemos miedo.

"El título es bastante conciso: Tenemos miedo. Todos nosotros. No me gusta acusar gratuitamente, pero quien afirme no tener miedo a nada, seguramente mienta. Incluso, si dice eso, tiene miedo a tener miedo. Te dejo el trabajo de analizar eso.
Lo que yo quiero reflejar en estas líneas, es la impotencia que siento, al darme cuenta, en mi caso personal, ¡por supuesto!, de lo mucho que necesito que me recuerden lo que me aprecian. Siempre estoy preguntando, a veces inconscientemente, a mis familiares y amigos "¿Me quieres?". Y ellos, comprensiblemente, ponen los ojos en blanco antes de responder "Síiii...". Se cansan de decirlo, y las palabras pierden fuerza. Gracias a Dios, los sentimientos, no.
Sé perfectamente qué hechos me han llevado a ello. A esa actitud de desconfianza, de que mi mundo tiemble a cada paso que doy, de que los pilares de mi persona se derrumben si no me siento querido. Y no es exactamente agradable. Da igual, en realidad. La cuestión es que tengo miedo. Miedo de perderme y no tener nadie con quien buscar la salida. Miedo a quedarme atrás en la senda de la oscuridad (No penséis que nada de ésto es fácil de escribir para mí). Me pregunto cuántos los habrá con el mismo miedo que yo.

-Si yo fuera un animal, ¿qué animal sería?
-Hum... Un gato. Un gatito.
-¿Un gatito? ¿Por qué?
-Porque... los gatitos necesitan mucho cariño.

Sí, esta conversación se produjo.
En realidad, que tu estado emocional dependa de lo que otros reflejen y sientan por ti, es algo bastante peligroso, y no conviene que sea así. "El primero que te tienes que querer eres tú", me dicen. Pero a mí me cuesta creerlo. Siento un conflicto interno que me cuestiona. Y es que, si sólo me quiero yo, ¿será suficiente?. "Luego vendrá lo demás", me contestan. Ya, pero, ¿y si no viene?
El hombre tiene miedos, porque sabe los horrores que ha cometido. Y es que de ahí vienen los miedos: del pasado, o del futuro. De lo que conocemos demasiado o de lo que no conocemos. Y es tan inevitable, que no nos damos cuenta del momento entre el que tenemos el miedo bajo control y el momento en el que nos consume y arrastra.
Tenemos miedo a dejar de querer y tenemos miedo a dejarnos querer. Deberíamos plantearnos cuándo vamos a cambiar. El miedo existe, hasta que tú lo decides. Pero decidirlo es difícil. Eso sí, más controlado o menos, vas a tener que convivir con él, y con el de los demás, durante toda tu vida. Ojalá algún día se haga realidad aquella letra de una canción, que decía, creo recordar "No tengas miedo, yo estoy contigo". Y que el "yo" de esa frase se refiera a todos nosotros."

Leo.

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