lunes, 17 de marzo de 2014

Jamás te rindas.


"Una vez escribí una frase, y fue una de las que más me gustó, de todas esas pequeñas reflexiones que apenas consisten en unas palabras. Y es que, “Que aunque algo te salga mal, nadie te quite de los labios ese “Hice todo lo que pude”.
Estamos tan horriblemente acostumbrados a rendirnos, cuando la situación nos supera, que no nos damos cuenta de lo mucho que podemos dar para solucionarla. Es como si paseando te encontrases un enorme monte, y pensaras “Buff... demasiado grande como para subirlo. Será mejor rodearlo”.
Si ése monte ha aparecido en tu vida, es porque es TU monte. No aparecen piedras ajenas en el camino propio. Sé que no hablo de una piedra, sino de algo mucho más grande, pero sólo pretendía expresar una pequeña metáfora.
Quizá a veces sea de nuevo el miedo el que nos paralice a lograr las grandes cosas a las que estamos destinados. O la vagancia. O la ignorancia. En cualquier caso, si te rindes, te perderás las flores que cubren la falda de la montaña. Te perderás a esa liebre tan cómica que te mira atentamente hasta que decide que es buen momento para emprender la huida. Por ponerte un ejemplo, lo digo.
Recuerda que el tiempo pasa. Que las horas, los minutos y los segundos se suceden vertiginosamente, y que apenas nos damos cuenta de ello. Que el sol, igual que salió, se oculta. Oh, pero antes de ocultarse, presume de su belleza. El sol siempre ha sido muy presumido.
Y es que, deberíamos disfrutar cada atardecer como si fuera el primero que vemos en nuestra vida. Es como aquella frase del Principito: “En tu pequeño planeta, te bastaba simplemente con mover tu silla unos pasos, para volver a ver una puesta de sol”. Nosotros no podemos dar unos pasos. Tenemos que esperar al día siguiente. Y la propuesta es ésta: Si hemos de esperar tanto entre regalo y regalo, ¿por qué no disfrutarlo al máximo?
Imagina cómo sería ver ese atardecer desde la cima de esa montaña. Cómo contemplarías la belleza, que está ahí para ti, como premio por tu esfuerzo. Y además, recordándote constantemente “Fuiste capaz de subir ese monte”. Felicítate por ello si lo logras, descansa un poco, y apunta ahora a un pico más alto.
No te rindas ante las dificultades. Inténtalo, una y otra vez. No desistas, hasta lograr que tu potencial se manifieste, y saltes cada obstáculo. Porque tú, amigo mío, eres el único capaz de escalar tu montaña."

Leo.

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