sábado, 12 de abril de 2014

Página Perdida del Diario de los Sueños II


He encontrado una nueva página del Diario de los Sueños. En esta ocasión, la temática del pequeño relato presenta, entre otras, la demencia, el orgullo, y el honor. Todo ello teñido bajo la sombra de un oscuro asesinato.

"El capitán apoyó la mano sobre la mesa del camarote, y se levantó, inclinándose hacia adelante y disminuyendo la distancia entre su rostro y el de Edward.
-Ten mucho cuidado. Quien a hierro mata, a hierro muere.
Muere. Esa última palabra retumbó en su cabeza como el eco de una voz amenazadora en el valle. Muere. Como lo hizo Jeanine.
Ambos se quedaron mirando fijamente un buen rato. Era evidente que el capitán pretendía infundir aún más temor en el marinero. Aunque, la realidad era bien distinta. Ninguno de los dos lo sabía, pero ambos se tenían el mismo temor entre sí.
-Fuera.-dijo el capitán, sin levantar la voz ni cambiar su postura ni su mirada. Edward se levantó, igual de calmado y sereno, para no mostrar debilidad. Y luego, lentamente, y dándole la espalda al enfurecido marinero, abandonó el camarote.
Una vez en la puerta, respiró hondo, y miró al suelo.
No era ningún secreto. La única razón por la que el capitán no lo había acusado, torturado y ejecutado (por pura venganza, por supuesto), era la falta de pruebas. Pero eso no importaba: Él creía que Edward era el culpable de la muerte de la muchacha.
Enrojeció de ira. No, él no era el asesino, a pesar de saber quién lo hizo. Y lo único que evitaba que abriese sus labios para delatarlo, era su honor, y el pacto de sangre que lo certificaba. “El viejo se equivoca”, pensó. “No fui yo quien mató a tu hermana, miserable”. Y, a pesar de todo, la rabia se sublevó ante la calma, y se apoderó de sus ojos, nublándolos. ¿De verdad era él así? ¿Le creía el capitán capaz de cometer un asesinato? Por un momento, se odió. Veía en su futuro el pago del delito de otros. Y no era nada justo.
Seguía tras la puerta del camarote, de pie, con las lágrimas precipitándose de sus ojos directamente al suelo. Le estaban convirtiendo en un monstruo. Y él no quería serlo. Nunca quiso mal de nadie cuando decidió embarcarse en aquella maldita travesía.
Pero ahora era distinto. Ahora sí tenía algo en contra de alguien. Y ese algo, eran las hirientes palabras del viejo apaciblemente sentado tras la puerta. Cómo se había atrevido, a acusarle, aun indirectamente, de algo tan grave y miserable como el asesinato de una muchacha.
Pero lo de la hermana del viejo quedaba al margen. Aquello era algo entre el joven y el bucanero, que había herido y hundido su honor. Y debía pagar por ello.
Lo pensó, y no vio otra solución. Ni si quiera había apartado su mano izquierda del pomo de la puerta. Y con la derecha, desenfundó el puñal que siempre llevaba prendido de la parte derecha de su pantalón. La hoja relució y se secó las lágrimas con la manga de la camisa. Apretó los dientes, y se aferró al mango de su fiel amigo.
Y abrió de nuevo la puerta.
Debía pagar por ello."

Seguiré.


Seguiré luchando, mientras me quede el más mínimo hálito de vida.
Sé que el mundo no está hecho para los cobardes. Igual que también sé, que no existen los cobardes, sino los menos valientes.
Y es que cada cual tiene su propio desafío. Quejarse y comparar tu vida con la de otros, que viven en la apacibilidad y la comodidad de quien no tiene temores ni preocupaciones, es lógico, pero no útil.
Por eso escribo con decisión aquello de la primera oración. Porque en mi caso, las cosas no son fáciles. Pero debo seguir. Seguir, porque merezco vivir. Y merezco ser feliz, por todo lo que he pasado y estoy pasando. E igual que yo, tú.
Muchísimas teorías éticas, afirman y apoyan la idea de que el cambio conlleva sufrimiento, pero que los resultados compensan lo sufrido. Yo añado que la fuerza para superarlo se encuentra dentro de cada uno. La tarea individual es encontrarla y explotarla. Porque, amigo mío,
VALES LA PENA.

martes, 8 de abril de 2014

Página Perdida del Diario de los Sueños I

Antes de que leas esto, quiero explicar una cosa.
Como artista espontáneo que me siento, a veces, me asalta la inspiración y me ofrece escenas breves, que no pertenecen a ningún conjunto escrito, ni mucho menos. Me gusta pensar que son algo así como páginas perdidas de un diario, arrastradas por el viento durante alguna travesía.
Esta es una de ellas. Espero que la disfrutes.


-No tienes derecho a hacer esto. No tienes derecho a matarme como lo estás haciendo. No eres nada, no eres nadie. Eres un monstruo.
Lemben abrió la boca para protestar, posiblemente con una falta de respeto, como era habitual. Pero Manaju no se lo permitió. Siguió hablando con calma, por encima de la voz de su compañera.
-No, no me importa. Perdiste tu derecho a defenderte cuando me dejaste solo. Cuando dejaste que me hundiera y sufriera, en lugar de protegerme y ayudarme, como te correspondía. No hay marcha atrás. Tomaste la decisión de apartarme de tu vida. Ahora soy yo quien la toma. Si deseaste verme caer, no pienso permitir que me veas volar. Nada de esto lo decidí yo. Tú te condenaste, Lem. Y tú misma sufrirás por tu desprecio.
Manaju se dio la vuelta, dándole la espalda a Lem, y se alejó caminando. Y a cada paso, él sentía que una lágrima se precipitaba hacia el suelo y se rompía en mil cristales de liberación.
Y mientras tanto, ella, sin palabras, notó sus mejillas arder de rabia. Y sólo por un instante, lo que su tozudez y estupidez característica le permitía, se preguntó a sí misma si realmente sentía que estaba haciendo las cosas bien, si quizá Manaju llevaba razón. Por un momento, la conciencia le dictó que se equivocaba, que sus errores la llevaban a consecuencias fatales. Pero en seguida volvió a su actitud de siempre y se mantuvo en la postura de que Manaju se merecía ese trato. A pesar de que en el fondo sabía que no era verdad. Y Manaju la dejó vivir en el error, por pena, por compasión, por una mezcla de ambas, o simplemente porque intervenir, no era lo que necesitaba para ser feliz...

sábado, 5 de abril de 2014

Fragmentos del pasado.

"Yo antes tenía alas. Pero me las robaron. Las estoy buscando de nuevo. Añoro volar."

"Admiro a la gente que es capaz de perdonar, porque tiempo atrás, esa capacidad se escapó por las heridas del error."

"Por un lado, el pasado, pasado está, y no hay que darle más vueltas. Por el otro, la Historia nos recuerda qué hicimos mal y cómo evitarlo en el futuro. Con lo cual, no tengo nada claro."

"Recuerdo que, de pequeño, me levantaba muy temprano los fines de semana. Para ver "Doraemon", según me dicta mi memoria. Y me acuerdo de la ilusión que me hacía. Y luego veo que hoy en día los nenes conforme se levantan cogen la tablet o el móvil, y me desilusiono."

"¿No os pasa que, ahora de mayores, os acordáis de algún problema que tuviérais de pequeños, por lo que os pusísteis tristes, preocupados o enfadados, y ahora os parezca una chorrada? A mí sí. Y mi primera reacción es reir, agitar la cabeza y mirar hacia otro lado. Supongo que algún día se repetirá con mi presente."

"Duele recordar. Duele aprender. Pero es necesario, no sé muy bien por qué. Esto a mí me frustra: ¿Por qué hemos de vivir, si el pasado siempre supondrá una tortura, o como mínimo una carga? No entiendo."

Declaración de amor.


"No puedo regalarte joyas.
No puedo regalarte manjares.
No puedo regalarte riquezas.
No puedo regalarte oro ni plata.
No puedo regalarte flores.
No puedo regalarte coches ni nada de eso.
Pero...
Puedo regalarte mis ojos, siempre felices de contemplarte.
Puedo regalarte cenas caseras, hechas con todo mi amor.
Puedo regalarte recuerdos, que permanecen en el corazón para siempre.
Puedo regalarte la luna y las estrellas, si me dejas.
Puedo compartir contigo mi perfume en tantos abrazos quieras.
Puedo regalarte un paseo bajo las estrellas.

No soy el chico más guapo.
No soy el chico más listo.
Pero podría llenar tu vida de sonrisas. De "Qué bien estás hoy" acompañados de guiños traviesos. De sorpresas que harán de nuestra vida una aventura. De momentos que querrás volver a repetir una y otra vez. De placeres que recuerdan el regalo que es la vida. De caricias y abrazos que te recuerden cuánto te quiero. De palabras dulces y versos tiernos.
Si me dejas, puedo encantar cada momento juntos y hechizar cada segundo. Porque lo que importa, no es el tiempo que estemos lado a lado. Importa que ése tiempo, es único e irreemplazable.

No. Realmente no estoy enamorado de nadie. Pero estos sentimientos son sinceros. Creo que podría ser la persona con la que alguien podría sentirse muy feliz. Sólo hay que esperar. Quizá algún día..."

Leo.

miércoles, 2 de abril de 2014

Circunstancias.


"Por un momento el tiempo se detuvo y sólo existía él en el mundo. Él y toda las energías, no demasiado positivas, que se acumulaban en su interior. Le habían dejado solo frente a la adversidad y los peligros del exterior. Nadie se preocupaba por él, nadie tuvo la audacia de dejarle decidir. Simplemente lo abandonaron. Quienes se suponía que estarían ahí.
Miró a su alrededor mientras el tiempo volvía a la normalidad. Pero no lo hacía la situación. Ahora estaba solo, y sin vuelta atrás. Era vivir o morir, una lucha por la supervivencia y la superación.
Supo que no iba a ser fácil. Que tenía mucho que hacer, y que jamás lo había hecho antes. Tenía miedo, y sentía rabia. ¿Por qué le habían hecho eso? No tenían ningún derecho. Intentó mantener la calma, pero las lágrimas se agolpaban en sus ojos. Apretó los puños y los labios. No quería sentirse débil, y si se derrumbaba, la partida de aquel horrible juego habría acabado. Era demasiado joven, y le habían obligado a coger los mandos. Sin embargo, sintió, dolorosamente, como dos lágrimas se deslizaban por sus mejillas.
Y así comenzó a andar y a hacerlo todo solo. Poco a poco, por supuesto. Se convirtió en un chico hábil, y fuerte. Por eso, tuvo la capacidad de lograr todo lo que se propuso. Encontró a algunas personas, que jamás le traicionaron. Le acompañaron, y le hicieron sentir bien. Y, además, creyeron en él. Y a menudo recordaba a los que lo habían dejado tirado, como si fuera un desecho que nadie quiere conservar. Y llegó el día en el que se sintió orgulloso de sí mismo. Y su nueva familia también lo hizo. Y todo porque supo conservar la calma, aceptar la situación, y luchar por sobrevivir. Tuvo que madurar demasiado pronto, pero no importaba. Lo que importaba, es que lo hizo.
Lo único que tuvo que agradecer con el tiempo, fue que no tenía que depender de nadie. Por su culpa, quizá. Pero él había salido ganando, por encima de sus traidores."

Leo.

Hipocresía.

"Dejadme ser directo pero sincero: hoy en día nos come la mierda.
Vivimos en un mundo dominado por la hipocresía y la falsedad. Tenemos miedo a la verdad y por eso maquillamos nuestras emociones y disfrazamos nuestras palabras. Fingimos ser felices para no aparentar debilidad a los demás.
Y qué quereis que os diga. Que estoy muy cansado. Que la vida no está ahí para ser despreciada sustituyéndola por una mentira, y lo hemos olvidado.
Dicen que en el siglo XXI no se podría sobrevivir sin la mentira. No hablo de la mentira como algo malo, realmente. Porque todos mentimos alguna vez, ¡por el amor de Dios! Negar eso sería como negar la existencia del aire.
Pero de ahí, al exagerado uso que hacemos de las máscaras que ocultan quienes realmente somos hoy en día, hay un paso muy grande. Enorme. Más bien un abismo. Lo ocasiona un deseo de superioridad y un horror a la inferioridad social (que no existe, por supuesto), y que nos hace pensar que para sentirse bien hay que ser altivo y aparentar felicidad.
La felicidad fingida es una de las peores maldiciones sufribles. Si no eres feliz, por lo menos presume de que lo estás intentando. No ocultes lo que eres, pues es lo más bello que tienes. Y sé sincero, siempre. Yo sé que cuesta a veces, yo mismo soy un embustero de campeonato. Pero intento siempre ofrecer mi más humana sonrisa. Y si no tengo ganas de sonreir, pues no sonrío. Nadie va a sentirse triunfante por estar mejor que yo. Es más, para mí, no hay sensación más hermosa que sentirse uno mismo. Lo demás da igual. Piénsalo.
Leo.