sábado, 29 de marzo de 2014

Promesas y Recuerdos.


"Hace ya algún tiempo, que tuve que despedirme de algunas personas. Personas muy bellas, con las que compartí el lado más humano y los sentimientos más puros que podría ofrecer. Y no fue para menos.
Tuvimos la oportunidad de disfrutar de unos días de convivencia. ¿Os habéis fijado lo agradable que resulta ésta cuando se ejerce con personas que te agradan? Para mí fue una experiencia completamente nueva.
Aprendimos mucho. Escuchamos y fuimos escuchados, y conocimos una parte de la cultura y la vida de otras personas. Fue una relación cercana, como una familia que se reúne, después de haberse separado.
El ambiente, adaptado a un clima de humor, comprensión, escucha, unión y diversión, invitaba a la reflexión y a la participación. Era imposible no sentirte involucrado, en un grupo tan participativo, tan social y tan igualitario. No sobraba nadie. Cada opinión, y cada palabra, eran necesarias. Además de lo divertido de las dinámicas que ejercimos. ¡Dios mío! Un conjunto de juegos y talleres que arrancaban las sonrisas y hacían que las carcajadas retumbaran por toda la residencia.
Y todos estábamos allí por lo mismo. Nuestra unión más compacta, era el deseo de cambiar el mundo. De cambiar las realidades que hoy en día perjudican a la humanidad. Alguien tuvo el detalle de mencionarme en el artículo que posteriormente se redactó sobre el encuentro (todo un honor para mí, por supuesto). Citaron, de mi cuenta de Twitter: “Lo más hermoso de todo esto, es saber que en cualquier parte del mundo, tienes a un amigo, un hermano (...)”. Porque eso son. Son hermanos, compañeros, son aquellas pocas personas, que sientes que vas a guardar para siempre en tu corazón.
“Todavía no sé cómo, ni cuándo”, dijo una de ellas, y me llamó mucho la atención, “pero nos vamos a volver a ver. Ya verán”. Esto justo antes de un fuerte abrazo colectivo, que entre lágrimas, simbolizó una despedida temporal de varios corazones, felices de habernos conocido y orgullosamente satisfechos de la experiencia.
Cuando hablo de despedida, se me entristece el corazón. Porque para mí no lo fue, como también comenté muy poco tiempo después, por redes sociales. “No es una despedida. Ni si quiera un 'hasta luego'. Es un 'Nos vemos en la meta'.”. Porque algo tan hermoso, fuerte y unido, no puede fallar. Porque estamos convencidos de que tenemos una misión: Hacer del mundo, desde todas partes, un lugar mejor.
Hubieron risas, lágrimas, abrazos, juegos y palabras. Palabras que, disfrazadas de motes o apodos, escondían el aprecio que se tienen los grandes amigos. Hubo de todo, pero, por encima de cualquier cosa, hubo amor.
Somos la voz que susurra un “Tú puedes” cuando nos flaquean las fuerzas. Somos los que corren sin descansar hasta llegar la noche, y luego nos sentamos a descansar viendo juntos la puesta de sol. Somos los que creemos que la esperanza nunca morirá, y que el amor cura más que las palabras.
Por eso, chicos, estoy muy, pero que MUY agradecido, de haberos conocido. Estas líneas, son para vosotros.
Concluyo recordando, una vez más, pues todas son pocas, que aún mantenemos esa promesa, de dar lo mejor de nosotros mismos, para que esto cambie a mejor."
Leo.

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