"Hace ya algún
tiempo, que tuve que despedirme de algunas personas. Personas muy
bellas, con las que compartí el lado más humano y los sentimientos
más puros que podría ofrecer. Y no fue para menos.
Tuvimos la
oportunidad de disfrutar de unos días de convivencia. ¿Os habéis
fijado lo agradable que resulta ésta cuando se ejerce con personas
que te agradan? Para mí fue una experiencia completamente nueva.
Aprendimos mucho.
Escuchamos y fuimos escuchados, y conocimos una parte de la cultura y
la vida de otras personas. Fue una relación cercana, como una
familia que se reúne, después de haberse separado.
El ambiente,
adaptado a un clima de humor, comprensión, escucha, unión y
diversión, invitaba a la reflexión y a la participación. Era
imposible no sentirte involucrado, en un grupo tan participativo, tan
social y tan igualitario. No sobraba nadie. Cada opinión, y cada
palabra, eran necesarias. Además de lo divertido de las dinámicas
que ejercimos. ¡Dios mío! Un conjunto de juegos y talleres que
arrancaban las sonrisas y hacían que las carcajadas retumbaran por
toda la residencia.
Y todos estábamos
allí por lo mismo. Nuestra unión más compacta, era el deseo de
cambiar el mundo. De cambiar las realidades que hoy en día
perjudican a la humanidad. Alguien tuvo el detalle de mencionarme en
el artículo que posteriormente se redactó sobre el encuentro (todo
un honor para mí, por supuesto). Citaron, de mi cuenta de Twitter:
“Lo más hermoso de todo esto, es saber que en cualquier parte del
mundo, tienes a un amigo, un hermano (...)”. Porque eso son. Son
hermanos, compañeros, son aquellas pocas personas, que sientes que
vas a guardar para siempre en tu corazón.
“Todavía no sé
cómo, ni cuándo”, dijo una de ellas, y me llamó mucho la
atención, “pero nos vamos a volver a ver. Ya verán”. Esto justo
antes de un fuerte abrazo colectivo, que entre lágrimas, simbolizó
una despedida temporal de varios corazones, felices de habernos
conocido y orgullosamente satisfechos de la experiencia.
Cuando hablo de
despedida, se me entristece el corazón. Porque para mí no lo fue,
como también comenté muy poco tiempo después, por redes sociales.
“No es una despedida. Ni si quiera un 'hasta luego'. Es un 'Nos
vemos en la meta'.”. Porque algo tan hermoso, fuerte y unido, no
puede fallar. Porque estamos convencidos de que tenemos una misión:
Hacer del mundo, desde todas partes, un lugar mejor.
Hubieron risas,
lágrimas, abrazos, juegos y palabras. Palabras que, disfrazadas de
motes o apodos, escondían el aprecio que se tienen los grandes
amigos. Hubo de todo, pero, por encima de cualquier cosa, hubo amor.
Somos la voz que
susurra un “Tú puedes” cuando nos flaquean las fuerzas. Somos
los que corren sin descansar hasta llegar la noche, y luego nos
sentamos a descansar viendo juntos la puesta de sol. Somos los que
creemos que la esperanza nunca morirá, y que el amor cura más que
las palabras.
Por eso, chicos,
estoy muy, pero que MUY agradecido, de haberos conocido. Estas
líneas, son para vosotros.
Concluyo
recordando, una vez más, pues todas son pocas, que aún mantenemos
esa promesa, de dar lo mejor de nosotros mismos, para que esto cambie
a mejor."
Leo.
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