Mas hoy se encuentra triste, se encuentra desganada. Sus ojos no son alegres sino tristes, y su pequeño cascabel está mudo. En lugar de los diamantes de sus dientes, muestra las perlas de sus lágrimas.
Shhh... No llores, pequeña niña. Yo bajaré por ti la más bella estrella y la prenderé a tu cuello. Yo ocultaré todo mal y bailaré con lo dichoso. Yo cantaré melodías de ilusión y crearé tu mundo de fantasía. Yo construiré un refugio para ti entre mis brazos, y te susurraré palabras de esperanza. Yo te acunaré y velaré por tus sueños, y tú dormirás, serena, y como siempre, con tu pijama de patitos...
Leo.
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