Sin embargo, nosotros no somos magos (algunos sí, pero lo ocultamos por respeto a los que no), ni tenemos extraordinarios objetos que nos recuerden qué debemos hacer o qué debemos decir. Por si se te ha pasado por la cabeza, el iPhone y sus anotaciones no cuentan.
Estoy hablando de que todos cometemos errores, de que nadie es perfecto. Y menos mal, porque lo perfecto es aburrido. Pero, se pueden cometer varios tipos de errores. Yo distingo cuatro tipos:
- Los errores inconscientes, los más inocentes. Los que se hacen sin querer y no llevan ningún tipo de maldad. Son tan leves que a menudo se acompañan de risas o gestos cómicos.
- Los errores sorpresivos, los que nunca esperamos cometer, y sin embargo ocasionan consecuencias, a veces, devastadoras.
- Los errores malintencionados, que se cometen bajo una conducta negativa y una actitud malévola. Estos son los peores, porque son los que ocasionan daño, daño ejercido desde el peor lado de la figura humana.
- Los errores casuales. Estos sí que molan. Molan porque son esos que, de no haberse producido, nos habríamos perdido algo que sí que queríamos experimentar. Y son los únicos que, cuando ocurren, se acompañan de un suspiro.
El resto, son derivaciones de todos estos. Aunque cabe recalcar, UNA VEZ MÁS, que no escribo nada de esto desde un punto de vista profesional, sino simplemente como el punto de vista de un chico de 17 años muy observador. Eso es todo.
En realidad este pequeño catálogo sólo sirve para plantear una realidad que nos incluye a todos. Seguro que ahora estás pensando en algún error que cometiste anteriormente, o quizá recientemente. Lo bueno de los errores, es que forman parte de un proceso evolutivo de desarrollo positivo.
De cualquier error, se genera un aprendizaje. Y ese aprendizaje se asimila en el conocimiento y en la experiencia. A veces no, por eso existe ese refrán de "El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra". No importa. Es eso lo que nos hace especiales y perfectos. Que somos tozudos y cabezones hasta que nosotros queramos. Da igual cuando quieras disculparte por tus errores, no hay fecha límite. Sólo quiérelo, en algún momento. Si esto es así, todo irá bien.
Sé que igual esto te parece algo incompleto, o confuso, pero todo lo que quería expresar está reflejado perfectamente. No he olvidado ni un solo concepto que quisiera mencionar. De lo contrario, mi recordadora se habría puesto roja.
Leo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario