"Una vez escribí una frase, y fue una
de las que más me gustó, de todas esas pequeñas reflexiones que
apenas consisten en unas palabras. Y es que, “Que aunque algo te
salga mal, nadie te quite de los labios ese “Hice todo lo que
pude”.
Estamos tan horriblemente acostumbrados
a rendirnos, cuando la situación nos supera, que no nos damos cuenta
de lo mucho que podemos dar para solucionarla. Es como si paseando te
encontrases un enorme monte, y pensaras “Buff... demasiado grande
como para subirlo. Será mejor rodearlo”.
Si ése monte ha aparecido en tu vida,
es porque es TU monte. No aparecen piedras ajenas en el camino
propio. Sé que no hablo de una piedra, sino de algo mucho más
grande, pero sólo pretendía expresar una pequeña metáfora.
Quizá a veces sea de nuevo el miedo el
que nos paralice a lograr las grandes cosas a las que estamos
destinados. O la vagancia. O la ignorancia. En cualquier caso, si te
rindes, te perderás las flores que cubren la falda de la montaña.
Te perderás a esa liebre tan cómica que te mira atentamente hasta
que decide que es buen momento para emprender la huida. Por ponerte
un ejemplo, lo digo.
Recuerda que el tiempo pasa. Que las
horas, los minutos y los segundos se suceden vertiginosamente, y que
apenas nos damos cuenta de ello. Que el sol, igual que salió, se
oculta. Oh, pero antes de ocultarse, presume de su belleza. El sol
siempre ha sido muy presumido.
Y es que, deberíamos disfrutar cada
atardecer como si fuera el primero que vemos en nuestra vida. Es como
aquella frase del Principito: “En tu pequeño planeta, te bastaba
simplemente con mover tu silla unos pasos, para volver a ver una
puesta de sol”. Nosotros no podemos dar unos pasos. Tenemos que
esperar al día siguiente. Y la propuesta es ésta: Si hemos de
esperar tanto entre regalo y regalo, ¿por qué no disfrutarlo al
máximo?
Imagina cómo sería ver ese atardecer
desde la cima de esa montaña. Cómo contemplarías la belleza, que
está ahí para ti, como premio por tu esfuerzo. Y además,
recordándote constantemente “Fuiste capaz de subir ese monte”.
Felicítate por ello si lo logras, descansa un poco, y apunta ahora a
un pico más alto.
No te rindas ante las dificultades.
Inténtalo, una y otra vez. No desistas, hasta lograr que tu
potencial se manifieste, y saltes cada obstáculo. Porque tú, amigo
mío, eres el único capaz de escalar tu montaña."
Leo.
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