lunes, 1 de junio de 2015

El niño que sabía perder.

Me he pasado toda la vida perdiendo. Soy un perdedor. Uno experimentado, curtido en batallas. En eso sí soy el mejor. No hay nadie más capaz de perder que yo.
He perdido oportunidades, capacidades (positivas todas. Las negativas no hay forma de deshacerme de ellas), cosas materiales, que siempre son menos importantes... en fin.
Odio sentirme un perdedor. Quiero ganar. Quiero ser importante para alguien. Quiero decir alguna vez "Lo conseguí", y muero una y otra vez cuando fracaso y fracaso, y fracaso, y otra vez más...
No puedo seguir así. El problema está en mi interior. Tengo que convencerme de que puedo hacerlo. Tengo que asegurarme a mí mismo, que soy un ganador. Un cazador de suertes, un perseguidor de sueños. Sé que puedo. Tengo que seguir adelante. Cuesta mucho, pero saldré de este charco de alquitrán.
Estoy desde hace unos días trabajando la inteligencia emocional, por mi cuenta. Y ha llegado el momento de decidir, qué sentimientos y emociones quiero que dominen mis actos

El amor, la ilusión y la alegría...




...o el miedo, la tristeza, y la melancolía.


No sé muy  bien qué debería hacer ahora. A veces creo que estas líneas son inútiles, y me avergüenzo de ellas. No quiero. No puedo. No debo... no sé. Otra vez, no tengo ni idea.
¿Qué hacer? ¿Cómo ganar?

2 comentarios:

  1. Piensas que estas perdiendo continuamente, porque no eres capaz de ver que realmente estas ganando experiencias. Aunque ahora creas que no te servirán de nada llegará un momento que las necesites y entonces agradecerás haber conocido la derrota y no ser uno de esos que siempre han ganado.
    Leo, a la vida se le sonríe, y por la vida se camina, y en ocasiones el camino será pedregoso, pero esas mismas piedras serán las que construyan tu propio camino.

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    1. Te echo de menos. Espero poder hablar pronto contigo. Besos enoormes.

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