Llevo varios días sintiéndome así. Es como gritar encerrado en una caja de cristal. Y la gente pasa, distraída, sin hacer caso de mis gritos, mis lágrimas, o mi sangre impregnada de dar golpes en las paredes de mi caja.
Procuro estar disponible para los demás. Soy hábil, fiero, fuerte, soy independiente y resolutivo. Sé que puedo ayudar a mucha gente.
Pero no me siento correspondido. Estoy aquí por ti, ¿no? Pues quédate a mi lado. No me dejes en cuanto te hayas aprovechado de mí. No quiero ser tu clínex. Quiero ser tu amigo. Tu familia, si me dejas.
Estoy cansado, muy cansado, de sentirme siempre la última mierda para todo. De engañarme creyendo que cada vez me supero más, que cada vez consigo ser mejor, para que luego la vida siga dándome palos. Está bien, tengo que crecer, pero... ¿Insensibilizándome? ¿Por qué tengo que ser soldado si quiero ser poeta?
Ya no soy el número dos. Directamente soy el último. Esto está acabando conmigo. No quiero pensar así. Quiero pensar que todo forma parte de un proceso. Pero sigue y sigue girando, y yo sigo y sigo mareándome... ¿Hasta dónde va a llegar todo ésto?
Si me callo, me condeno. Si hablo, me maldigo. ¿Qué debo hacer? Vuelvo a tener miedo, y quien yo creía que sí no está ahí para consolarme ni protegerme. No quiero volver a sentirme solo. Una vez más, la vida me está ganando la batalla. Como siempre. Ooooootra puta vez.
Y yo como un cobarde me dedico a escribirlo en una página de Internet, para que lo lea un tal Nadie. No sé qué estoy haciendo con mi vida. Creía que había encontrado un buen camino, pero... es difícil. Sobretodo si nadie me hace caso.
Tengo que replantearme algunas cosas en mi vida.
Nunca estas solo Leo, eres un amor y yo te considero un gran amigo aunque siquiera nos conozcamos en persona.
ResponderEliminarGracias por estar siempre ahí
Esperando nuevas entradas ;)
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