miércoles, 2 de abril de 2014

Circunstancias.


"Por un momento el tiempo se detuvo y sólo existía él en el mundo. Él y toda las energías, no demasiado positivas, que se acumulaban en su interior. Le habían dejado solo frente a la adversidad y los peligros del exterior. Nadie se preocupaba por él, nadie tuvo la audacia de dejarle decidir. Simplemente lo abandonaron. Quienes se suponía que estarían ahí.
Miró a su alrededor mientras el tiempo volvía a la normalidad. Pero no lo hacía la situación. Ahora estaba solo, y sin vuelta atrás. Era vivir o morir, una lucha por la supervivencia y la superación.
Supo que no iba a ser fácil. Que tenía mucho que hacer, y que jamás lo había hecho antes. Tenía miedo, y sentía rabia. ¿Por qué le habían hecho eso? No tenían ningún derecho. Intentó mantener la calma, pero las lágrimas se agolpaban en sus ojos. Apretó los puños y los labios. No quería sentirse débil, y si se derrumbaba, la partida de aquel horrible juego habría acabado. Era demasiado joven, y le habían obligado a coger los mandos. Sin embargo, sintió, dolorosamente, como dos lágrimas se deslizaban por sus mejillas.
Y así comenzó a andar y a hacerlo todo solo. Poco a poco, por supuesto. Se convirtió en un chico hábil, y fuerte. Por eso, tuvo la capacidad de lograr todo lo que se propuso. Encontró a algunas personas, que jamás le traicionaron. Le acompañaron, y le hicieron sentir bien. Y, además, creyeron en él. Y a menudo recordaba a los que lo habían dejado tirado, como si fuera un desecho que nadie quiere conservar. Y llegó el día en el que se sintió orgulloso de sí mismo. Y su nueva familia también lo hizo. Y todo porque supo conservar la calma, aceptar la situación, y luchar por sobrevivir. Tuvo que madurar demasiado pronto, pero no importaba. Lo que importaba, es que lo hizo.
Lo único que tuvo que agradecer con el tiempo, fue que no tenía que depender de nadie. Por su culpa, quizá. Pero él había salido ganando, por encima de sus traidores."

Leo.

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